La discusión del huevo y la gallina también se da en ajedrez: si un jugador brilla en su vida fuera del tablero, como profesional de otro ámbito, ¿es que el ajedrez ha desarrollado mucho su inteligencia o ya era muy inteligente antes de jugar al ajedrez? Lo más frecuente es que ambas afirmaciones sean ciertas: la práctica frecuente del ajedrez, aunque sea como aficionado, mantiene el cerebro muy afinado para otras tareas mentales.
